


Cogimos el tren a las 5:44 de la mañana y se suponía que llegamos a las 9:30 pero, cosas de Rumanía por una avería mecánica estuvimos dos horas paradas en Arad. Lo que en sí no fue tan malo, pudimos aprovechar para dormir, aunque llegamos mucho más tarde de lo que queríamos.

Al llegar lo primero que hicimos fue buscar un sitio para desayunar y organizar el día. Y de camino hacia el centro, nos encontramos un parque con dos edificios dentro (que luego descubriríamos que eran algo que queríamos ver), la catedral greco-católica barroca más grande de Rumanía y un museo (que también era residencia episcopal) que es famoso porque tiene 365 ventanas.

Desayunando intentamos organizar el día. No teníamos alojamiento reservado, así que llamamos a un hostel (esos sitios que tienen en muchas camas por habitación) que teníamos localizado y nos dijeron que estaban de reformas, pero no dieron el teléfono de una pensión. Llamamos y (evidentemente) cogimos un taxi y para allá que nos fuimos.
La habitación estaba bastante bien. Tenía tres camas y una bañera curiosa. Pero al levantar la sábana de una de las camas.... sorpresa!!! no era un colchón! jajaja era un pedazo enorme de gomaespuma... incluso el cabecero era de gomaespuma....
Preguntamos en recepción y no pudimos sorprendernos más cuando nos dijeron que no había oficina de información y turismo. (y os lo juro, nos recorrimos la ciudad entera, y ni rastro....). Pero había un montón de planos en paneles repartidos por toda la ciudad.
Llegamos, gracias a las indicaciones de la recepcionista a la Piaţa Unirii (en casi todas las ciudades haz una plaza con ese nombre, plaza de la unificación) y empezamos a alucinar con la arquitectura de la ciudad. Durante todo el día, mirásemos a donde mirásemos había edificios dignos de ser fotografiados (no os voy a poner todas las fotos que hice, porque parecería un blog de arquitectura, aunque Eguz estaría contentísima.... jajajaja). En esta plaza había una torre que, a parte del reloj, tenía un "reloj" con las fases de la luna. Es una esfera mitad negra mitad amarilla que va girando....

También entramos en una iglesia greco-católica. Las iglesias greco-católicas tienen, igual que las ortodoxas, el retablo como separación entre los asientos de los feligreses y el altar, al que sólo entra el cura (y supongo que la señora de la limpieza.
Y en otra iglesia greco-católica, con el tejado azul y fachada rosa, que no era muy bonita, tampoco por dentro, había misa, cantada, en rumano.

Paseamos todo el día por la ciudad, aunque paramos también al lado del río a tomar una café (no todo va a ser andar y andar!!).


Como curiosidad estas dos fotos. Una del sistema de llamada a la camarera en el bar donde pedimos la cena ese día. La segunda, para que estéis tranquilos y veáis que este país es seguro, y que no cenamos en cualquier sitio, una foto a la puerta.... sin comentarios (aunque no es la primera vez que vemos esta advertencia, está en muchos sitios.... jajajajaja)





Preguntamos en recepción y no pudimos sorprendernos más cuando nos dijeron que no había oficina de información y turismo. (y os lo juro, nos recorrimos la ciudad entera, y ni rastro....). Pero había un montón de planos en paneles repartidos por toda la ciudad.





Paseamos todo el día por la ciudad, aunque paramos también al lado del río a tomar una café (no todo va a ser andar y andar!!).

También visitamos la ciudadela (Cetatea en rumano), aunque estaba un poco alejada del centro. No es la única, pero es curiosa porque tiene forma pentagonal. Sólo pudimos pasear por los jardines exteriores porque estaban arreglando el interior (y en vez de hacerlo por partes, para dejar algún tramo visitable, lo estaban reformando entero.... y no nos dejaron entrar).


Sí que los edificios son muy diferentes unos y otros. Parece que es una ciudad que merece la pena. ¡Me ha molado el reloj con las fases lunares! :)
ResponderEliminarEliiii el reloj lunar te lo has imaginado, no? Y yo como tonta volviendo a ver todas las fotos!!!!
ResponderEliminarMuy chulas las fotos, a mi tampoco me importa un blog de arquitectura.
Un beso